lunes, 5 de marzo de 2012

El Bufón Sagrado

A lo largo del tiempo, de entre lo bufones emergieron las grandes familias. Existió la del misterio, luego la del poder, y por último apareció una banda más loca, la de la ciencia. Estas tres familias nos llevan a establecer hoy día tres territorios diferenciados, casi autónomos: el misterio, lo grotesco y lo fantástico.



El misterio merodea cerca de la creencia, casi religiosa. Lo bufones del misterio son adivinos. Conocen el porvenir. Saben cuándo será el fin del mundo y pueden anunciarlo. Conocen el misterio de antes del nacimiento y el de después de la muerte. Son profetas.



Los bufones del misterio, surgen de la noche en procesión y bailan al ritmo de la percusión, calentando así el espacio. Traen consigo la palabra dormida. Los diablllos despiertan a su profeta que, como un iluminado, se yergue para describir el fin del mundo. Los bufones miman entonces las imágenes del Apocalipsis y se divierten parodiandolo. Después de haber visto el futuro, la palabra se derrumba y es llevada de nuevo al interior de la noche al son de los tambores. En esta ocasión, los grandes textos acerca del misterio y de su belleza fueron recitados por los bufones del diablo.(1)



También el payaso sagrado o bufón sagrado, ocupa un lugar en los rituales de los pueblos. En algunas tradiciones los “payasos sagrados” eran los que realizaban los rituales para apartar al diablo o su ritual servía como una dolorosa experiencia iniciática en la cual el iniciado debía persistir durante los insultos y bromas de los que le era objeto.

En las ceremonias que se hacían a Quetzalcóatl había representaciones teatrales, como parte del culto al dios del aire Ehécatl Quetzalcóatl. Los actores representaban enfermos que acudían al templo en busca de la salud y entablaban diálogos que resultaban graciosos por los defectos físicos de los personajes representados.

Son los payasos sagrados quienes marcan el punto de contacto entre lo sagrado y lo profano, entre el secreto y su revelación. Personifican  todo aquello que nos permite ver más allá de lo que nos está permitido ver a simple vista.


1. El cuerpo poético, Jaques Lecoq, Ed. Alba, España 1997.

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